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El silencio del Papa sobre Nicaragua

Decenas de organizaciones nicaragüenses enviaron una carta al pontífice, para pedirles que los acompañe espiritualmente en este momento en el que el dictador nicaragüense Daniel Ortega ha cerrado siete estaciones de radio de la Iglesia Católica y ordeno el arresto domiciliario de un obispo y sus ayudantes y todo ante el silencio total del Papa sobre estos ataques contra su propia gente.

17 agosto 2022 | Publicado : 06:02 (17/08/2022) | Actualizado: 06:05 (17/08/2022)

Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, cerraron las siete estaciones de radio católicas el 1° de agosto. Eran administradas por la diócesis de Matagalpa, un departamento del norte de Nicaragua cuyo obispo, Rolando Álvarez, es un crítico frecuente de los abusos contra los derechos humanos de la pareja gobernante. Horas después del cierre de las estaciones de radio, la policía orteguista irrumpió en la parroquia Divina Misericordia, del poblado de Sébaco, en Matagalpa, desde donde operaba una de las estaciones de radio. La parroquia retransmitió en directo por Facebook la llegada y entrada forzosa a la iglesia de los policías.

Días después, policías fuertemente armados impidieron que el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, y seis sacerdotes católicos que lo acompañaban salieran de su residencia para ir a la Catedral a celebrar una misa. El obispo y los sacerdotes están desde entonces bajo arresto domiciliario, informó la Agencia Católica de Noticias. El régimen de Ortega-Murillo acusa a Álvarez y sus sacerdotes de intentar “organizar grupos violentos” para desestabilizar al gobierno. 

El editor de la revista Confidencial, Carlos Fernando Chamorro, dijo esta semana que el motivo por el que Ortega está atacando a la Iglesia Católica es probablemente que la Iglesia es “el último espacio de la sociedad civil que queda en el país”.

60 organizaciones de nicaragüenses en el exilio dirigieron una carta al papa Francisco en el que le piden al Santo Padre que “no nos dejen solos, escuchen nuestra palabra” frente al régimen de terror que ha venido instaurando Daniel Ortega.

“Sabemos las enormes responsabilidades que recaen sobre sus hombros en estos momentos tan difíciles y complejos para la humanidad. Nicaragua es un país pequeño y empobrecido, pero somos un pueblo que solo quiere vivir en paz y libertad. Su Santidad Francisco, por todo lo anterior y todo el dolor vivido en Nicaragua, le rogamos, le imploramos: ‘No nos dejen solos’. No nos dejen solos en estos momentos. Escuchen nuestra palabra”, reza una carta dirigida a Francisco y firmada por más de 60 organizaciones.

La Organización de Estados Americanos se reunió en asamblea extraordinaria para condenar al gobierno de Ortega por sus últimas actuaciones en contra de la libertad religiosa y de expresión. La resolución fue aprobada con 27 votos a favor, uno en contra de San Vicente y las Granadinas, cuatro abstenciones y dos ausentes. En el texto, los Estados condenaron «el cierre forzado de organizaciones no gubernamentales y el hostigamiento y restricciones arbitrarias impuestas a las organizaciones religiosas y las que critican al gobierno nicaragüense».

La persecución a la Iglesia católica en Nicaragua se ha ido incrementando desde hace años. No en vano, los obispos alertaron de la deriva dictatorial del Gobierno de Ortega ya en el año 2014 y a partir de 2018 el uso de la fuerza indiscriminada ha sido moneda de cambio habitual por parte del Gobierno. 

Debido al apoyo de la Iglesia católica a los movimientos ciudadanos de oposición al régimen durante las movilizaciones de 2018, la presión sobre obispos, sacerdotes y fieles laicos se fue incrementando. 

El ejemplo más claro es que quien fuera Obispo auxiliar de Managua, Mons. Silvio Baez, vive exiliado en los Estados Unidos después de que se supiera que el sandinista Daniel Ortega había ordenado su asesinato. 

También el Nuncio Apostólico Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag fue expulsado del país en marzo de este año, circunetancia que fue recibida desde El Vaticano con “sorpresa y dolor”.

“Resulta incomprensible ya que, durante su misión, S.E. Mons. Sommertag ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, especialmente por los más vulnerables, buscando siempre favorecer las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las autoridades de Nicaragua”, expresó la Santa Sede en un comunicado.

En el mes de julio, fue expulsada también una comunidad de las Misioneras de la Caridad, fundadas por Santa Teresa de Calcuta. 

Monseñor Álvarez lleva encerrado en el obispado de Matagalpa en arresto domiciliario de facto, sin juicio, junto a cinco sacerdotes, tres seminaristas y tres laicos desde primeros del mes de agosto. Unos días antes el régimen sandinista clausuró las radios católicas del país por la fuerza.

Lo que está pasando en Nicaragua debería ser denunciado por los defensores de la democracia y los derechos humanos en todo el mundo, empezando por el Papa.

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