os científicos reconstruyeron el árbol 'genealógico' de oxidorreductasa (LuxG) de las bacterias bioluminiscentes y definieron las condiciones para el funcionamiento eficaz de este fermento. El estudio, que ayudará a crear unas biopruebas rápidas de toxicidad de la comida, el agua y el suelo, está publicado en la revista Proteins.
10 julio 2019 |
"Suponemos que la comprensión de cómo está hecha la oxidorreductasa LuxG, cómo surgió y evolucionó, acercará a los científicos a la creación de unas biopruebas más sensibles que las existentes. Porque las proteínas que se sintetizan simultáneamente y han evolucionado juntas, probablemente, funcionarán mejor juntas que las proteínas de un sistema híbrido, en el que la luciferasa tenga que contactar con una reductasa desconocida", informó la coautora del estudio del laboratorio de bioluminiscencia de la UFS, Anna Déyeva.
Las biopruebas sirven para testar el nivel de toxicidad de agua, suelo, alimentos. El método se basa en el uso de los organismos vivos, células o fermentos.
En el sistema de pruebas a base de fermentos de bacterias bioluminiscentes siempre está presente la luciferasa que necesita dos sustratos. Uno existe en gran cantidad, el otro es muy inestable y los suministra la oxidorreductasa. Este fermento, de momento, es poco estudiado a pesar de un uso activo de luciferasa y oxidorreductasa en el desarrollo de las biopruebas.
Las investigaciones ulteriores permitirán crear un sistema de monitoreo rápido que ayudará a determinar la toxicidad de muestras en 15 minutos.