Psicólogos y educadores defienden que la mejor etapa para el aprendizaje de idiomas es en edades tempranas, entre los 2 y 6 años, ya que todas las situaciones que se le presentan al niño son novedosas y absorben toda la información posible sin dificultad. De ahí que interioricen un nuevo idioma de forma natural.
21 enero 2017 | Publicado : 11:23 (19/01/2017) | Actualizado: 02:44 (21/01/2017)
- Entrar en contacto con el nuevo idioma desde bebés: siempre de una forma divertida e interactiva, y nunca obligando al niño a hablarlo. Los niños expuestos a más de un idioma desde pequeños tienden a desarrollar una serie de habilidades como la resolución de problemas, la memoria o la creatividad.
- La enseñanza debe hacerse de forma natural y comprensiva: al igual que el aprendizaje de la lengua materna es a través de la escucha de la gente que le rodea, el aprendizaje de la nueva lengua debe ser igual. Es importante que escuche las sílabas, palabras y la pronunciación muy a menudo, para que se familiarice con él poco a poco, y lo vaya interiorizando de forma natural, sin prisa ni obligación.
- Jugar y experimentar: hay que saber cómo mantener su interés y despertar mayor curiosidad. Debemos ir presentando al niño una serie de actividades sobre las diferentes habilidades: oral, escrita, auditiva, lectura, gramática y expresiva. Dibujos, vídeos, música, cuentos… La dinámica debe ser entretenida y cambiante.
- Observar las emociones y estado de ánimo:las emociones y estado de ánimo de los niños son muy diferentes en cada momento, ya que todo lo perciben como nuevo; por ello es recomendable observarlas e identificarlas, ser flexibles y adaptar la enseñanza a cada momento emocional del niño. Por ejemplo, si el niño está aburrido o triste, su foco de atención va a ser mucho más bajo.
- Los dibujos y las películas mejor en versión original: a medida que vayan aprendiendo y comprendiendo el idioma, pueden probar a ver sus películas y dibujos favoritos en el nuevo idioma, así irán cogiendo soltura con nuevas expresiones, pronunciación…
- Eliminar la vergüenza y el miedo a hacer el ridículo: una forma de conseguir que los niños mantengan la confianza en sí mismos es enseñarles que equivocarse no es malo, sino un trampolín para mejorar y aprender más. Es importante hacer hincapié en esto desde pequeños, pues es cuando menos vergüenza tienen y se lanzan a probar todo.
- Ser constante: todos los consejos anteriores son muy importantes, pero sin práctica y constancia de nada sirve. Es necesario que el niño esté expuesto al idioma un rato cada día, aunque no sea en formato de clase. Con vídeos, música o una pequeña conversación. Así, el cerebro del niño se mantendrá activo y despierto a continuar con este nuevo idioma, sin perder lo aprendido.